Es común escuchar que “el vendedor no quiere vender”.
O que “no tiene ganas”.
O que “ni siquiera invita a sus clientes a los cursos”.
Y sí, lo he escuchado muchas veces, incluso recientemente.
Uno de nuestros proveedores me reclamó de forma agresiva que nuestro equipo de ventas no invitaba a nadie a sus cursos ni a sus presentaciones.
Y lo dijo con una seguridad absoluta:
“¡Es que no quieren vender!”
Lo primero que hice fue platicar con el equipo.
Y me confirmaron algo que ya sospechaba:
Entonces, la siguiente vez que me reclamaron, sí, reaccioné fuerte (y no me siento orgulloso de eso, pero tenía que aclararse):
“Mira, el vendedor sí quiere vender.
La prueba es que lo está haciendo.
Lo que no quiere es arriesgar su relación con su cliente, uno de los mejores que tiene, mandándolo a un curso malo, para luego tener que disculparse porque perdió su tiempo.”
Y eso es completamente válido.
Un buen vendedor va a proteger esa relación como oro.